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En Sintra, a pocos kilómetros de Lisboa, se encuentra un lugar fascinante:
La Quinta de la Regaleira. Cuando te adentras en sus jardines por primera vez, y ya antes, cuando desde la carretera vislumbras el Palacio, sientes, hueles el aroma de misterio que aún perdura en la quinta, algo que aún te sobrecoge y te inquieta. Es como si
Ellos nos susurraran al oído: alquimistas, rosacruces, gnósticos escatológicos, astrólogos, templarios, nigromantes, dioses y sátiros...
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Nuestra historia comienza cuando la baronesa de Regaleira vende la quinta en el año 1892 a Antonio Augusto Carvalho Monteiro, Monteiro el de los Millones como lo llamaban sus coétaneos. Nacido en 1848 en Río de Janeiro, de padres portugueses, licenciado en leyes por la universidad de Coimbra, comerciante de café, de piedras preciosas, de esclavos también, dicen las malas lenguas, amasa una enorme fortuna.
Pero Monteiro no solamente es un hombre rico, es un erudito, un bibliófilo, (apasionado de Camoes reúne una de las colecciones más raras y exquisitas del poeta), un apasionado de la alquimia y del gnosticismo y del tiempo: manda construir el reloj más complicado del mundo, el famoso Leroy 01.
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Monteiro quiso plasmar en La Regaleira sus sueños, sus inquietudes. Su gusto por lo arcano lo quiso plasmar a través del estilo que más admiraba, el manuelino, para lo cual no solamente escogió como arquitecto a Luigi Manini (Buçaco lo avalaba) y como escultor a José da Fonseca, sino que empleó la famosa piedra de Auça, traída desde Coimbra e ideal para el cincel.
Torre Octogonal. Situada sobre una terraza es una clara alusión templaria. Albergaba la biblioteca y el taller alquímico.
Capilla de la Santísima Trinidad. De estilo
neomanuelino es de una impresionante belleza. Repleta de símbolos referentes a la Orden de Cristo, su cripta está comunicada por un pasaje subterráneo con el Palacio.
Pozo iniciático. Simbolo del descenso a los infiernos y a la posterior resurrección, está inspirado en la Divina Comedia: lo rodea una escalera en espiral de nueve rellanos separados entre si por quince peldaños. Los nueve rellanos harían referencia a los nueve círculos del infierno, purgatorio y paraíso de la obra de Dante. En el fondo del pozo está plasmado en el mármol, el escudo heráldico de Monteiro: una rosa de los vientos sobre una cruz templaria.
Torre de La Regaleira. Representa el eje del mundo.
Fuente de la abundancia. Beber y rociarse con su agua es el rito.
Paseo o terraza de los dioses. Consta de una variado plantel de deidades griegas.
Hermes. Mensajero de los dioses y revelador de la sabiduría a los hombres, preside la terraza.
Grutas y pasadizos. Toda la finca, que abarca unas cuatro hectáreas, está horadada de grutas y pasadizos, que comunican totalmente unos edificios con otros.
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No quiero acabar este somero recorrido por La Regaleira, sin recomendar encarecidamente su visita. Es de lo poco "maravilloso" que aún podemos ver y sentir.
Javier Alonso (septiembre 2009).